Manejo anestésico para cirugía de estimulación cerebral profunda en la enfermedad de Parkinson

Manejo anestésico para cirugía de estimulación cerebral profunda en la enfermedad de Parkinson

Resumen

La enfemedad de Parkinson es prevalente y uno de sus tratamientos en busca de mejorar la calidad de vida es la estimulación cerebral profunda. Si bien el manejo anestésico es variado, consideramos que el más adecuado respecto a los riesgos/beneficios es la técnica dormido/despierto/dormido, ya que permite la interacción del paciente con el equipo multidisciplinario para garantizar una correcta colocación de los electrodos de estimulación. Presentamos una serie de casos, 10 pacientes donde describimos la utilización de dexmedetomidina como droga principal para lograr la colaboración durante el chequeo neurológico. La dexmedetomidina ha sido en este trabajo un pilar fundamental para lograr los objetivos. El anestesiólogo como parte del equipo neuroquirúrgico tiene un rol activo, logrando adecuados planos de anestesia y analgesia durantes las diferentes etapas de la cirugía.

  • Introducción

La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa prevalente en nuestro medio que se caracteriza por una pérdida de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra del ganglio basal y una disminución en la producción de dopamina[1].

El diagnóstico y las características clínicas de la enfermedad de Parkinson son: temblor de reposo, rigidez muscular, bradicinecia, y pérdida de reflejos posturales. El tratamiento incluye el uso de L-dopa o agonistas de los receptores de dopamina. Algunos pacientes reciben anticolinérgicos que interfieren con la producción o la captación del neurotransmisor acetilcolina. Estos medicamentos ayudan a reducir el temblor y la rigidez muscular. Los pacientes con EP reciben muchas veces antidepresivos, debido a la alta incidencia de esta enfermedad en ellos.

El tratamiento, además de las medidas farmacológicas, incluye rehabilitación fisioterapéutica y estimulación psiconeurocognitiva. Otra alternativa para mejorar la calidad de vida, es la colocación de electrodos intracerebrales (técnica de Estimulación Cerebral Profunda (ECP). Ésta se utiliza para corregir la actividad eléctrica anormal del cerebro que causa trastornos del movimiento. Su principal indicación es en pacientes que tienen síntomas que no se controlan con medicamentos. La ECP resulta más segura y efectiva que las antiguas intervenciones quirúrgicas para trastornos del movimiento, que dejaban lesiones en el cerebro[2],[3].

La ECP es un procedimiento mínimamente invasivo que coloca electrodos en lugares específicos del cerebro para realizar pruebas clínicas, los cuales son posteriormente conectados a un marcapasos implantado, llamado estimulador (E)[4].

  • Materiales y Métodos

Describimos 10 pacientes que se sometieron a procedimiento de colocación de ECP en nuestra institución. Las edades fueron entre 50 y 78 años. Todos los pacientes fueron ASA 2 en la valoración preoperatoria; la principal comorbilidad hallada fue la hipertensión arterial (en 7 pacientes), 3 tenían diabetes tipo 2, y 1 paciente con obesidad moderada y sindrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS).

Se obtuvo el consentimiento informado en todos los pacientes.

Se utilizó la técnica anestesiado/despierto/anestesiado, en la cual el paciente recibe un inductor endovenoso para lograr hipnosis y sedación.

En el quirófano se posiciona al paciente en decúbito dorsal, teniendo en cuenta el confort del paciente. Se canaliza con vía periférica. Se utiliza monitoreo no invasivo: presión arterial, cardioscopía, frecuencia respiratoria, oxímetro de pulso, índice biespectral (BIS), temperatura y se administra O2 suplementario por canula a 3 litros x min.

Se inicia infusión de dexmedetomidina con dosis de carga, en todos los pacientes, 1 mcg/kg a pasar en 10 min, luego dosis de mantenimiento a 0,3 a 0,5 mcg/kg/h. Durante la trepanación se logra un plano de anestesia general con propofol 1 a 2 mgr/kg, y luego al final del procedimiento, anestesia general con intubación orotraqueal para la colocación del estimulador en el tórax.

El paciente participa del procedimiento quirúrgico y colabora con el equipo durante la etapa intermedia de la cirugía. Resulta fundamental realizar una adecuada anestesia local del sitio quirúrgico, la cual es llevada a cabo por el neurocirujano mediante bloqueo del nervio supraorbitario con lidocaina 2% e infiltración del colgajo.

Silvina Longo 1 , Fernando Dominella 1 , Ana Lucía Arnaiz 1 , Luis Masco 1

1 Anestesióloga. Hospital Privado Universitario de Córdoba, Argentina.

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Manejo anestésico para cirugía de estimulación cerebral profunda en la enfermedad de Parkinson – Revista Chilena de Anestesia

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